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Libros Y Encuadernación

Muy pronto, recién comenzada la Alta Edad Media las tapas de madera que protegían los códices, empezaron a recubrirse de cuero, que se adornaba con distintas representaciones que se estampaban con la llamada técnica del gofrado (muy habitual en la época carolingia), consistente en la estampación de la decoración en seco.
El revestimiento externo por lo general es de piel y algunas veces de terciopelo, mientras que la parte interna de las tablas va protegida normalmente por una hoja de pergamino nuevo o usado. El empleo de un bifolio en este sitio equivale a colocar una guarda volante al inicio del volumen y ayuda a preservar el comienzo del texto, que solía dañarse mucho en los manuscritos modestos.
A lo largo de la Edad Media se siguieron usando las mismas pautas, distinguiéndose entre las encuadernaciones de cuero y orfebrería, usadas en libros litúrgicos o las de pergamino usada en los manuscritos corrientes.
En la Baja Edad Media, la encuadernación pasa a ser de cuero que recubría las tapas de madera. A la técnica del gofrado se añade la del repujado que se realiza sobre el cuero humedecido

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El reloj mecánico

Antes de este gran invento de la Edad Media el tiempo se medía con una variedad de instrumentos como relojes solares, de arena y de agua, cuyas medidas resultaban difíciles de equiparar. El reloj mecánico, inventado en torno al año 1300, permitió unificar la medición del tiempo, y cambió la manera de cuantificar el trabajo y pagar acorde a las horas trabajadas. Aunque al principio eran poco precisos debido a la fricción de los mecanismos, durante el Renacimiento se mejoraron notablemente hasta el punto de apenas atrasarse un minuto al día.
Los dispositivos para medir el tiempo eran conocidos desde la Antigüedad pero no fue hasta la Media cuando la tecnología permitió que los relojes mecánicos pudieran medir con exactitud el tiempo. El conocimiento no solo de que hora era, sino en que minuto y segundo estábamos, cambiaría la forma en que la gente organizaba sus días y sus horarios de trabajo, especialmente en áreas urbanas.
Los relojes empiezan a construirse con piezas mecánicas móviles a finales del Siglo XIII. Por su gran tamaño se suele ubicar en catedrales, iglesias y lugares públicos. En la Alta Edad Media las señales horarias de los campanarios, en algunas comunidades religiosas eran las horas canónicas, no al tiempo civil.

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Las ventanas de cristal

Durante siglos, en las viviendas hubo que escoger entre la luz natural o una temperatura agradable. Lo más habitual para protegerse de las corrientes de aire era tapar las ventanas con pieles, telas o tapices. Las ventanas luminosas fueron una innovación medieval. Beda el Venerable las menciona en el s. VIII. Trescientos años más tarde, un abad de Baviera escribió una carta agradeciendo la donación de unas vidrieras emplomadas a un aristócrata benefactor, pero hasta el XIII se consideraron un lujo reservado a catedrales 
Aunque el cristal no es un invento de la Edad Media, realmente fue en este periodo cuando se popularizó su uso práctico, gracias a la proliferación de talleres por toda Europa. Una de las novedades más importantes fue la aplicación de cristales a las ventanas en vez de materiales opacos, como telas o tapices, lo que permitía la entrada de luz natural y mantener la temperatura en el interior de las casa

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Los molinos de viento

Los molinos fueron utilizados por el hombre desde los tiempos del Neolítico pero fue en la temprana Edad Media cuando se hicieron muy populares. En ese período medieval se inventaron nuevas e ingeniosas formas de molinos, permitiendo a la población utilizar la energía de elementos de la naturaleza como el agua de los ríos o el viento.
La dieta de la Alta Edad Media se basaba en carne y verduras, pero el incremento de la población en la Baja Edad Media obligó a aumentar la superficie de cultivo y a apostar por legumbres y cereales. Pero de poco habría servido cultivarlas en grandes cantidades si los molinos hubieran continuado siendo manuales. A partir del siglo VIII, el molino de agua proliferó. Los había de dos tipos: los de mecanismo horizontal, aptos para corrientes pequeñas, y los verticales, que eran más costosos y requerían grandes caudales. En el XII surgieron los molinos de viento ), muy útiles en regiones con escasez de agua, como La Mancha

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Pólvora

La descubrieron los chinos a finales del siglo IX y, aunque la usaban para elaborar vistos fuegos artificiales, también la usaron para fines mucho menos inocentes. El Wujing zongyao, manual bélico del siglo XI, contiene instrucciones para preparar bombas y granadas, así como el diseño de un rudimentario lanzacohetes. Esta mezcla de carbón, salitre y azufre se difundió rápidamente. En el siglo XIII ya la usaban con fines bélicos en India, Mongolia, Persia y, en general, en todo el mundo islámico. En el siglo XIV se lanzan los primeros proyectiles en Europa. Los primeros cañones explotaban a menudo, carecían de una medida estándar para el diámetro de los proyectiles y eran pesados y difíciles de transportar. Aun así, sembraban el pánico en las filas enemigas.
La pólvora supuso uno de los grandes descubrimientos armamentísticos de todos los tiempos

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Gafas

La expansión de la industria del cristal llegó acompañada de un desarrollo de las lentes. En la Europa medieval, un monje tuvo la brillante idea de unir un par de lentes convexas a una montura de sujeción, creando así las primeras gafas  de la historia. Aunque inicialmente solo estaban al alcance de una pequeña minoría, terminaron popularizándose y facilitando mucho la vida a aquellos con problemas de visión. Durante el Renacimiento, el uso científico de las lentes llevó a la invención de los primeros telescopios.
Las primeras gafas, que sirvieron para corregir la presbicia, o “vista cansada”, surgieron en el norte de Italia a finales del s. XIII. El dominico Alessandro della Spina, de Pisa, fue uno de los primeros en difundir la técnica. Según su necrológica, “él mismo fabricó las gafas, que otro había ideado antes, pero sin querer comunicar el secreto”. El nombre del auténtico inventor es un misterio. Los primeros anteojos se llevaban pinzados sobre la nariz y corregían únicamente la hipermetropía y la presbicia. Los miopes tuvieron que esperar unos cien años más. La comodidad de uso también se haría de rogar: las primeras gafas con patillas que se conservan datan del siglo XVIII.

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Biblioteca Publica

Fue en 1452 cuando se dio acceso libre a las personas para la consulta gratuita de libros en la Biblioteca de Malatesta Novello en Cesena, Italia, la cual está considerada precisamente como la primera biblioteca pública del mundo. Esto permitió que las personas que no tenían acceso a una educación formal pudieran cultivarse por sí mismas y que el conocimiento fuera un derecho de la humanidad.
la Biblioteca Malatestiana de Cesena, Emilia Romana, Italia, es una biblioteca monástica pública de particular importancia histórica. La biblioteca Malatestiana, fundada a mediados del siglo XV, fue la primera biblioteca pública de Europa abierta a todas las personas, y es el único ejemplo de una biblioteca monástica medieval perfectamente conservada en cuanto a su edificio, mobiliario y códices desde que fuera inaugurada hace más de 550 años

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Papel

Cuando en la Antigüedad se hablaba de volúmenes, se pensaba en largos rollos de papiro o pergamino, incómodos y extremadamente caros. La llegada del papel, que podía obtenerse reciclando trapos, resultó revolucionaria, ya que abarató considerablemente la edición.
en la Edad Media cuando se produjo su difusión internacional: primero a Japón, luego a Asia Central, y de ahí pasó al mundo islámico. El ejemplar más antiguo hallado en Europa es el Misal de Silos, del siglo XI, un manuscrito cristiano sobre papel fabricado, muy probablemente, por musulmanes.

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Dinero y moneda

En la Edad Media, el aumento del comercio se relacionó con un aumento del uso de la moneda y del dinero circulante. En las ferias algunos comerciantes se dedicaron a los negocios del dinero: establecieron su banco para cambiar monedas, recibían dinero en depósito y giraban letras de cambio para poder efectuar pagos en otras plazas. También prestaban dinero cobrando intereses. Esta práctica fue prohibida en un principio por la iglesia como usura; mas con el tiempo se establecieron leyes para impedir la usura y establecer una tasa justa de intereses.

 La acuñación de moneda supuso, aún más que ahora, la legitimación para los gobernantes, así como una referencia de estabilidad para la propia economía del reino que la ponía en circulación. Por eso las imágenes que la moneda presenta en sus caras son también un acto de propaganda del mandatario que la manda acuñar y del estado que dirige.

Igualmente, desde el punto de vista comercial, la calidad en metales ricos de la moneda hablará de la riqueza del mismo y hará que sea despreciada incluso en su propio lugar de origen o sea utilizada como moneda de garantía hasta en los lugares más lejanos

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Brújula

la brújula y al catalejo que seguramente podían llevarse más fácilmente y servirían a los marineros, exploradores, guerreros y vigías o centinelas que atisbaban, registraban y avisaban de lo que descubrían desde el terreno, el mar o las torres de los castillos. La brújula es un instrumento de orientación que utiliza una aguja imantada para señalar el norte magnético terrestre. Su funcionamiento se basa en el magnetismo terrestre, por lo que señala el norte magnético que corresponde con el norte geográfico y es inútil en las zonas polares norte y sur debido a la convergencia de las líneas de fuerza del campo magnético terrestre. Fue inventada aproximadamente en el siglo IX con el fin de determinar las direcciones en mar abierto, e inicialmente consistía en una aguja imantada flotando en una vasija llena de agua. Más adelante fue mejorada para reducir su tamaño y facilitar el uso, cambiándose la vasija de agua por un eje rotatorio, y añadiéndose una rosa de los vientos que sirve de guía para calcular direcciones.

 Un dato es que las brújulas chinas indicaban el sur, y las europeas, el norte.

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Instrumentos para la navegación

Durante el Medievo se realizaron grandes avances en los instrumentos de navegación. Los más decisivos fueron el timón de codaste, que hacía las naves más manejables; la vela latina, que permitía navegar a contraviento; la quilla, que servía de contrapeso a la acción del viento y hacía los barcos más estables; y la brújula magnética, para orientarse con mayor precisión. Todo ello hizo más fiable y segura la navegación en alta mar y por consiguiente favoreció el comercio entre lugares muy alejados así como la exploración de nuevas rutas y otros mundos.

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La imprenta

Generalmente se considera a Johannes Gutenberg como el padre de la imprenta, aunque esta ya tenía algunos precedentes. El orfebre alemán perfeccionó y desarrolló a mayor escala un sistema de tipos móviles que ya existía desde el siglo VIII en China y Corea, y que algunos europeos ya habían empezado a adaptar unas décadas antes. Las mejoras aplicadas por Gutenberg permitieron reducir drásticamente el tiempo y coste de la imprenta, lo que sumado a la difusión del papel como soporte, puso los documentos escritos al alcance de un público mucho mayor, si bien todavía estaban reservados a la élite.

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Útiles para la destilación

Los árabes fueron pioneros en el uso del cristal para la fabricación de lo que hoy llamaríamos utillaje de laboratorio. La creación de alambiques, serpentines y otras piezas especializadas permitió el desarrollo de la química práctica y la obtención de alcoholes, perfumes y otros productos que podían usarse con fines científicos o en la vida cotidiana

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Ropa Y Botón

Si nos vestimos cada mañana al estilo occidental, es gracias a estos dos avances medievales. La ropa entallada que lucieron las damiselas a partir del siglo XII fue fruto de un invento crucial: el botón. Los tejidos medievales eran muy poco elásticos. Gracias a los botones fue posible ceñir corpiños y cuellos, así como abrir y cerrar mangas estrechas (en la imagen, mangas anchas y cuellos abotonados). Al principio, el botón era un objeto de lujo, confeccionado en materiales preciosos y vendido por joyeros. Más adelante empezaron a fabricarse en materiales más corrientes, como cobre, latón o vidrio. Las mangas eran, en realidad, de quita y pon, tanto para vestirse con facilidad como para cuidarlas. En la Edad Media, lavar la ropa era un proceso arduo, que requería ir a buscar agua, calentarla, mezclarla con ceniza y frotar vigorosamente, así que las damas cambiaban sus mangas de estar por casa por otras más vistosas cuando salían a la calle

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Cubiertos

La comida medieval era ingerida principalmente con ayuda de cucharas sin otro cubierto en la otra mano. Se empleaba el cuchillo en la mesa, pero generalmente no se incluía con el plato ya que se esperaba que cada uno de los comensales llevara uno consigo. Posteriormente, el cuchillo fue incluido por los hospedadores como signo de distinción a los invitados de alto rango. Antes de la comida se ofrecía a los comensales aguamaniles con agua y unos paños para que se lavaran la cara y las manos.
El tenedor para comer no era muy empleado en la Europa medieval y no se extendió su uso hasta la era moderna. En sus inicios sólo era común su empleo en Italia, debido en gran medida a que se empleaba en la pasta. Aun así hasta el siglo XIV que el tenedor no fue común en todas las clases sociales

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Armadura

La armadura es un tipo de vestidura hecha de piezas metálicas resistentes utilizadas para proteger el cuerpo del combatiente. En la Edad Media, la armadura medieval se fue generalizando, más aún en la época de las Cruzadas. Con los siglos se fueron perfeccionando y adornando para hacerse más bellas y seguras, a medida que avanzaba la industria metálica. La armadura medieval tiene numerosas piezas articuladas; hasta 250  se han llegado a contar en un solo combatiente, con un peso de 30 kilos que éste debía soportar. Las más usadas y comunes tenían 25 piezas, distribuidas entre la cabeza, tronco y extremidades superiores e inferiores. Para el resguardo de la cabeza venía el yelmo formado por morrión, visera, barbera, cubrenuca y la gola o protector de cuello. Para el resguardo de la cabeza venía el yelmo formado por morrión, visera, barbera, cubrenuca y la gola o protector de cuello

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